domingo, 14 de marzo de 2010

EL PRIMER ENCUENTRO

domingo, 14 de marzo de 2010


No sabía lo que invocaba, esa fue la cuestión.
Por las noches se quedaba fuera, en el jardín, exactamente a un lado de las bugambilias esperando que llegará hasta que su mamá salía por el prometiéndole una tunda, la gran ventaja era la ventana grande por la cual se deslizaba una vez que su madre salía del cuarto. Tiempo después ella solo salía para ponerle una manta en la espalda, le frotaba los brazos y le decía:
-no seas impaciente, lo que tenga que llegar va a llegar y no se apurará por mucho que permanezcas esperando- él le volteaba a ver con una sonrisa traviesa, su madre entendía que siempre estaría ahí hasta que encontrará eso, eso que a pesar de que el joven no le dijo, ella había descubierto sin querer en un papel maltratado y raido del bote de basura.

Lo que busco tal vez no existe, lo que existe no es lo que busco, si está es porque alguien ya lo encontró, y si alguien ya lo encontró no era lo que yo buscaba entonces.

El sueño es tan real, que no encuentro como perderlo, el intento es a cada noche, a cada mañana, si dejo de dormir tal vez deje de soñar, pero no los perderé porque cuando el muy infeliz me alcance ahí estarán mis sueños para atormentarme en lugar de motivarme.

Pero sin duda ahí seguiré hasta que venga, a lado de las bugambilias como se me anticipo, no es que tuviera una visión, solo sé que ahí estará…

Ella no preguntó, le gustaba que su hijo se interesará de ese modo tan particular por la vida, estaba contenta de ver que era un escritor empedernido, gustosa recogía su bote segundo de basura y lo “tiraba” y el segundo porque sabia perfectamente que cada papel de este pasaba por dos arrugadas.

Aunque el lo negaba cada papel antes de tirarlo a la perdición se volvía a leer. Vivía con el remordimiento de ser una ladrona, pero si estaba en la basura entonces no era robar, solo pepenar. No entendía porque su pequeño tiraba tan buenos textos, escribía tan bonito, era un verdadero artista, tenía una enorme colección de hojas viejas, algunas que había pegado con cinta transparente, otras con la tinta corrida, una que otras corregidas, su hobbie era esperar el día de la basura. Si eso tiraba, las que pasaban las pruebas de calidad eran sublimes.

Pero era su madre, pensaban todos a quienes le presumía ¿Qué otra cosa puede decir?

Mientras tanto el vivió creyendo que las ratas se comían sus malos textos. El más reciente y obsesivo era el de aquella noche de hacia tantos años que se había repetido hacia unas semanas. Estaba en la ventana, veía al cielo en busca de un OVNI aunque se le hacia una idea muy tonta Gustavo Loyo había visto uno la noche anterior y juraba que le habían secuestrado y efectuado una operación insertándole una grabadora y ahora su deber era ir con la directora a preguntarle si en su enorme panza se encontraba el feto de un extraterrestre; a esas alturas ya le parecía una idea muy idiota, pero de niño uno suele creer todo, en fin esa noche, mientras veía al cielo un ruidito le hizo voltear rápidamente, logro ver una silueta que acariciaba las bugambilias, merodeó un rato por ellas y luego volteó y miró penetrantemente hacía donde estaba él, quien no hizo nada, no tenía miedo, sabia que eso era más interesante que un OVNI puesto que era real.
Nadie supo de ese episodio, lo su mente guardaba a detalle lo ocurrido.

Hacia un mes que la misma silueta le dijo que vendría por su sueño, no sabia que pasaría, se imaginaba con una enfermedad mental, tal vez era presagio de que padecería insomnio. Pero no, sabía que ella volvería, esa misteriosa sombra planeaba algo y era demasiado curioso como para dejarlo pasar.

Pasaron cerca de dos meses antes de que algo fuera de lo normal pasara. Esa noche su madre no había salido con el cobertor, en la espalda, no sabía que pasaba, esta vez no le interesaba saber si esa noche llegaría la sombra, solo quería saber porque su madre no había salido como de costumbre. Se encamino hacia la habitación de sus padres y encontró a su madre en la entrada desmayada, sangraba de la nariz y no sabía que hacer, corrió al teléfono para avisarle a su papá, éste manejo a cuanta rapidez se podía, mientras que en casa, trataba de ser despertada con un poco de agua, su padre llegó en menos de 20 minutos pero no había reaccionado aún, justo cuando la levantaron en brazos para llevarla a urgencias ella reaccionó para decir que estaba bien y que solo había tenido un mareo. Pero no importaba sus deseos, en contra de su voluntad fue llevada al hospital.

No lo dejaron ir, prometieron llamar para saber el estado de su madre, pero él se sentía ofendido y se dispuso a dormir, aunque el sueño no lo alcanzaba, el teléfono sonó y su padre le dijo que todo estaba bien pero que su madre iba a permanecer en el hospital. Colgó irritado, si su madre debería estar internada entonces no estaba bien.

Esa noche se quedo completamente solo y era desesperante. Ya otras veces le había pasado pero, esta vez sabía donde estaban sus padres y no se le hacia grato, conto ovejas, hormigas, avispas, cucarachas y nada, una lucecilla revoloteó por su ventana acompañada de dos más ¡que evento tan fascinante! ¡luciérnagas! Tenía años sin ver una, pensaba que estaban extintas ya, sin dejar de mirar a la ventana contó, uno, dos, tres, cuatro, cinco… y ya estaba a punto de un sueño profundo.

-No puedes engañar a una hechicera-
-¿Eso eres?-
-Si y no-
-Entonces, solo quiero que me expliques-
-No, explícame tú que si estoy aquí es porque estas sacrificando un sueño para verme ¿Qué buscas?-
-Exactamente no lo sé, solo que llevo años esperando este momento-
-Pues si ya llevas años esperando, no te importará esperar un poco más-

Despertó porque una mosca estuvo apunto de entrarle en la boca, estaba sobre una cama cómoda y especial: era una cama se bugambilias. La planta se había quedado si una sola flor y ahí había reposado al parecer casi toda la madrugada. No entendía cómo o por qué, es que un sueño tan fugaz no le pudo haber costado tanto tiempo, intento recordar pero no había más en su mente que salvar.

Se metió a dar una ducha, mientras el agua caliente le cubría el cuerpo de momento se dio cuenta de algo: había pasado toda la noche en el jardín. ¿Cómo era posible? ¿En qué momento se había salido? Salió de la ducha espantado, no lo recordaba, no tenía lógica, tal vez se estaba volviendo loco. Asustado corrió a su cuarto huyendo de lo ocurrido. Pero al entrar noto que una luciérnaga se quedo pegada en el vidrio, casi no brillaba, o tal vez no lo notaba porque ya era de día. Se acerco y justo cuando la iba a tomar, ésta voló y se dirigió a la planta sin flores.
-Entonces ¿Las luciérnagas me llevaron?- se cuestionó.


"Es solo que el destino no es una respuesta satisfactoria para tan curioso encuentro. Creo una luciérnaga unió los caminos por macabras intenciones. Después de todo no conozco muchos textos que hablen sobre ellas, ya era justo y necesario incluirlas. Roberto: no dejes de seguirlas… es el camino correcto"

con cariño: ppnadora* Verónica Castro Garza

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